1 abr 2011

Cuando la tristeza se convierte en depresion

Una persona va al psiquiatra y le cuenta que no se ha estado sintiendo bien desde hace unas semanas. Dice que su novia lo ha dejado por otro hombre. Se queja de que no está durmiendo bien, no está comiendo y ha perdido interés en todas sus actividades normales. ¿Debe el doctor diagnosticar este caso como depresión clínica? ¿O no es más que una consecuencia natural de las tribulaciones normales de la vida, aquellas situaciones que se nos presentan de vez en cuando que nos hacen sufrir y pasar un mal rato?




Esta es una de las críticas que se le hacen a la psiquiatría cuando pretende “medicar” la tristeza y en general muchas de las emociones que son respuestas naturales y lógicas a lo que constituye el vivir mismo. ¿No es acaso normal sentirse deprimido si tu novia o esposa te deja por otro o te despiden de tu trabajo?

Estos críticos afirman que la depresión ha alcanzado proporciones de epidemia por lo que habría que cuestionarse cómo los psiquiatras están diagnosticando estos problemas. Sostienen que por muchos años los síntomas de la tristeza que tenían una causa se separaban de aquellos que no tenían causa aparente. Era a estos que se les llamaba “desórdenes mentales” y se les trataba como tales.

En la psiquiatría moderna – como también por cierto sucede con el resto de la medicina hoy en día – los doctores se concentran en los síntomas sin tomar en cuenta el contexto de las quejas de los pacientes. Si observan pérdida de apetito, insomnio, desesperanza o baja energía automáticamente diagnostican un cuadro de depresión clínica. El criterio corriente actualmente para unadepresión importante no distingue entre reacciones “anormales” causadas por “disfunciones internas” y una “tristeza normal” causada por circunstancias externas. En esto como es lógico influyen los intereses de los doctores, compañías farmacéuticas e investigadores.


Los que están en desacuerdo con estas críticas dicen que si en realidad la psiquiatría estuviese “medicando” la tristeza los casos de depresión estarían en ascenso lo cual no es así. Nuevos estudios en los EEUU y Canadá han encontrado que la incidencia de la depresión se ha mantenido relativamente constante en las décadas recientes.

De la misma manera afirman que muchas veces las razones que una persona puede dar para explicar su tristeza o “depresión” no son la causa directa de esa tristeza. Por ejemplo alguien que haya sufrido recientemente un ACV (accidente cerebrovascular) puede aparecer letárgico y deprimido. Para los críticos esa depresión es la “tristeza normal” de una persona que ha pasado por esa difícil situación sin embargo se ha determinado que los ACV vienen acompañados muchas veces por cambios químicos en el cerebro que afectan el estado anímico de la persona.

¿Qué es lo que dispara realmente la depresión del paciente? Quizás es una combinación de factores psicológicos y neurológicos. Habría que definir bien que significa “reaccionar” a las situaciones adversas de la vida.

Igualmente, se supone que una persona con una tristeza normal eventualmente se recuperará de un evento traumático sufrido, cosa que no siempre es así. Existen estudios que han demostrado que aun si la depresiónfue causada por un evento externo, una situación que se espera que produzca naturalmente sentimientos de tristeza, el paciente tiende a superarlo mucho más rápidamente si se le ayuda con algún tipo de medicamento antidepresivo.

En este sentido es verdad que los psiquiatras pueden abusar de estos medicamentos recetándolos sin siquiera tomarse el tiempo para analizar las causas reales de la depresión sin embargo muchos piensan que no tratar los casos depresivos es peor que apresurarse a tratarlos médicamente: mejor pecar por exceso que por defecto.

En mi opinión la medicina tiende a “medicar” en exceso porque nos movemos en una sociedad que busca “corregir” la falta, (entendiendo por “falta” todas aquellas emociones que pueden crear “problemas”), una cultura que valora en exceso el “estar bien”, contento, feliz, negando las emociones “negativas” como la tristeza, el dolor, el miedo, la inseguridad, que forman también parte de nuestra condición humana. Pienso que muchos de nuestros problemas son en el fondo “existenciales”, consecuencias naturales del vivir pero que nuestra cultura rehúsa aceptar porque nos recuerdan de nuestra finitud, de nuestras limitaciones como seres humanos. Es natural el sufrimiento, la impotencia, la frustración. Esto no es necesariamente “depresión” sin embargo nos resulta conveniente entenderlo así porque poseemos la manera de “curar” esadepresión rápidamente a través de medicamentos.

Es cierto que cada vez está más demostrado que la depresión tiene un componente físico, neurológico importante, que no es sólo un estado anímico, una tristeza “exagerada” y que debe ser tratado oportuna y eficientemente pero tenemos que estar conscientes que no toda tristeza es necesariamente un caso de depresión clínica que debemos apresurarnos rápidamente a solucionar. Es en estos casos que la psiquiatría puede ayudar permitiéndole al paciente conectarse consigo mismo, mirar hacia adentro, reflexionar sobre sus emociones, deseos, aspiraciones y sobre todo aceptar – sin criticarse- que está bien que de vez en cuando uno esté mal.

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