31 ene 2011

RABIETAS INFANTILES

Con las pataletas, los niños pequeños expresan sus contrariedades, se reafirman y liberan su estrés.



Si tenemos un niño de tres o cuatro años, seguro que hemos "sufrido" los efectos de una pataleta infantil: un ataque de rabia en forma de gritos, lloros y algo así como convulsiones que parecen no calmarse con nada. Y lo peor es que suelen pillarle con la cosa más tonta y en el peor momento: cuando estamos cargando con bolsas, cuando vamos con prisas para coger el autobús o llegamos tarde al trabajo... Ante todo, hay que decir que esta reacción a las pequeñas frustraciones cotidianas es normal.

En cierta manera, las pataletas son un signo de madurez: la criatura empieza a saber que no todo va a ser siempre tal y como ella desea, y, de ese modo, reafirma su personalidad. Hasta ahí, todo normal. Sin embargo, hay factores que pueden hacer más probable las pataletas. Parece que están relacionadas con niveles altos de estrés en los niños, que puede deberse a un exceso de actividades, pero también a cambios en casa o en el colegio y a algo muy importante: el propio estrés de los padres. De ahí que les coja en el peor momento: también lo es para nosotros.

SER COMPRENSIVOS.

Ante una pataleta, debemos observar de cerca al niño, agachándonos a su altura, e intentar el contacto físico. Después, podemos expresarle que comprendemos su estado de ánimo:"Veo que estás muy enfadado; claro, llevamos tanto rato comprando que estás muy cansado".

En medio de una pataleta, es fácil que primero ese abrazo sea rechazado, pero puede ser una buena idea reiterar la oferta más tarde. En todo caso, tengamos por seguro que al niño tampoco le gusta demasiado lo que le pasa, así que lo ideal es que sienta que estamos a su lado.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Share

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More